La soga daba vueltas en las horas de la madrugada,
Guindada de un puente donde por debajo pasa el,
Río más hermoso de la ciudad,
Las alas estaban rotas y ensangrentadas,
Ya no tenían fuerza para pararse de nuevo,
Ahí estaba guindado un ángel negro,
Su mirada de angustia y desesperación se fueron,
Nadie lo reclama, y ese ángel desapareció de todos…
Los corazones, ya no será un estorbo...
Para nadie, hizo lo que tenía que hacer
Se fue sin decir adiós, para ese ángel ya no valía la
Pena de seguir aquí,
Su dolor y su sufrimiento se fue junto,
Con su alma, se fue junto con su mirada
Pobre ángel negro, vino al mundo...
Pasó desapercibido y se fue así
Nadie lloro por su muerte,
Nadie lo quería, su corazón estaba demasiado dolido
La daga ya había pasado el limite de su noble corazón
El ángel negro antes de irse, lloro desconsoladamente,
No dejó ninguna carta, ni siquiera una nota,
De despedida, pero mancho de sangre el vidrio,
Dejando la siguiente frase:
“Lo siento”
y antes de llegar a la hora del final,
Quiso echar un vistazo a sus amigos,
Los abrazo, les dio un beso
Se fue para no regresar más
Llegó su hora y se fue para siempre...
Ángel, angelito de corazón,
Se fue para reunirse con su hermano,
Ángel blanco... Tal vez regrese, tal vez no
Guindado ahí, con sus alas ensangrentadas,
Caídas, que nunca más se levantaron...
Ese ángel negro...
Era yo.
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